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Mujer de Ibiza

160,00

La delicadeza de los colores de la isla impregna a esta mujer. Cada matiz parece reflejar un pedazo del entorno: el azul sereno del cielo, del mar, cubierta por una túnica blanca que hace referencia a la tranquilidad y a la pureza. El dorado de su piel se sincroniza con el sol y la tierra. Su desnudez no es una declaración provocativa ni un acto de rebeldía; es un gesto sincero y puro, un recordatorio de que no hay vergüenza en mostrarse tal y como es, desprovista de máscaras o artificios.

El cuadro, lejos de incitar miradas que busquen lo prohibido o lo sexualizado, invita a contemplar la tranquilidad de la honestidad. Es un desnudo que no grita, sino que susurra; no busca ser admirado, sino comprendido. La mujer se funde con la isla, donde el espectador no se encuentra con un objeto de deseo, sino con una presencia que calma, que invita a una reflexión más profunda y humana.

Este cuadro transporta al espectador a un lugar donde el cuerpo no está cargado de expectativas sociales ni de juicios culturales. Es una obra que desafía la costumbre de mirar con deseo y enseña a mirar con aprecio, con respeto y con serenidad. La belleza aquí no está en lo que se exhibe, sino en lo que transmite: serenidad en su estado más puro y genuino.

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Técnica: Acrílico sobre lienzo

Dimensiones: 40 x 40 cm