Autorretrato del futuro

Esta obra es una representación de la autora no como es en el presente, sino como se visualiza en el tiempo venidero: una proyección de sueños, evolución y esencia. No es solo un reflejo del rostro, sino de la identidad en transformación, de lo que anhela ser y de lo que el destino esculpe en su camino.

En este caso, la imagen cobra vida con un contraste marcado entre el fondo negro y la purpurina brillante. La oscuridad del fondo simboliza lo desconocido, los desafíos aún por enfrentar, la inmensidad de lo incierto. Sin embargo, sobre esa negrura surgen destellos de luz: la purpurina es el resplandor del futuro, la materialización de la esperanza, del crecimiento, del brillo interior que se intensifica con cada paso.